Forman parte de sus obras del huerto en las que utiliza la naturaleza y el tiempo como colaboradores. Durante el período de varios meses dejó las lonas extendidas sobre la tierra, sometidas al sol, la lluvia, el viento… el paso de sus burros, y gallinas. Las visitaba a diario observando el deterioro y el proceso de transformación, moviéndolas de lugar, doblándolas y desplegándolas, incluso saltando sobre ellas. Al final se las llevaba a su nave – estudio para acabarlas. Lo que más le interesaba era el proceso, jugando con el deterioro que enriquece la obra. Aunque algunas son anteriores (2007) la mayoría de las lonas proceden del Pabellón de España en la Exposición Universal de Shanghai 2010, donde recreó los orígenes de lo hispánico, y que recuperó para reutilizarlas.